Si te pidiéramos que imaginaras la vida de una persona mayor que padece soledad, ¿Cómo la describirías? ¿Cómo crees que incidirá la soledad en su día a día? En muchas ocasiones, hablar de la vejez y la soledad no deseada se reduce a aspectos puramente emocionales, quedándonos en los sentimientos que experimenta quien la padece. Por este motivo es muy probable que hacer este ejercicio nos lleve a pensar en una persona mayor triste o deprimida.
Obviamente, no estaríamos del todo equivocados, ya que padecer soledad tiene graves consecuencias para la salud emocional de las personas mayores, pero es un tema que abordaremos en próximos posts del blog. Hoy queremos centrarnos en los riesgos de la vejez y soledad para la salud física, mucho más desconocidos, pero que tienen un gran impacto en el día a día de los mayores que padecen soledad.
La soledad afecta a nuestra salud física, te mostramos cómo:
Cuatro signos de vejez y soledad que afectan a la salud
1. Aumenta de la presión sistólica o lo que es lo mismo, la cifra más alta cuando medimos nuestra presión arterial. Que esté por encima de lo aconsejado puede tener graves consecuencias y en los casos más extremos desencadenar en un accidente cerebrovascular, como, por ejemplo, un Ictus.
2. Acentúa la obesidad, lo que se podría decir que viene provocado por dos factores importantes; el sedentarismo y una mala dieta. El primero de los factores se explica en que padecer soledad muchas veces va unido al aislamiento social, lo que provoca una reducción de la socialización y un aumento del sedentarismo, si no tenemos nada que hacer, ¿para qué vamos a salir de casa?. Vejez y soledad van de la mano en numerosas ocasiones: si no tenemos nadie a quien ver, ¿para qué vamos a levantarnos de la cama?
Por otro lado, también es frecuente que las personas que padecen soledad no sigan una dieta equilibrada, ya sea por tener dificultades para prepararse la comida, encontrar refugio en alimentos poco saludables o por comodidad, ¿Cuántas veces nos ha dado pereza cocinar para nosotros solos y hemos acabado comiendo algo rápido? Cuando se convierte en algo habitual, es más probable acabar padeciendo obesidad.
3. Amplifica el declive motor, lo que quiere decir que aquellas personas que padecen soledad tienen una mayor probabilidad de padecer problemas de movilidad y autonomía. La ausencia de relaciones y encuentros sociales nos hace más sedentarios, como comentábamos antes respecto al desarrollo de la obesidad, esto unido al desgaste físico, que suele acentuarse durante la vejez, puede hacer que la condición física empeore mucho más rápidamente.
4. Empeora el funcionamiento vascular, que no es otro que el encargado de llevar sangre a través de nuestro sistema nervioso, lo que oxigena y nutre nuestros órganos. Algunos ejemplos de las consecuencias físicas de un mal sistema cardiovascular son la incapacidad para regular nuestra temperatura corporal o padecer estrés de manera continua.
Como puedes ver, la vejez y la soledad no deseada puede verse reflejada en nuestro sistema cardiovascular y para nuestro sistema motor, por eso consideramos tan importantes las actividades de socialización, los talleres y eventos que organizamos, pues ayudan a que las personas mayores se sientan conectadas y activas.