María, 96: «La amistad es lo más grande que hay»

“Nos conocimos en el 2002 en la comida de Navidad, me pusieron a su lado y desde entonces hemos tenido relación”. Después de tantos años, Pepi y María son más que voluntaria y  persona mayor acompañada: han cultivado una amistad muy especial. Ambas son hijas adoptivas de Vilanova i la Geltrú, municipio que las ha visto crecer juntas.

Pepi inició el voluntariado en Amics de la Gent Gran desde el primer momento que se abrió la delegación en la localidad hace ahora 20 años, pero no conoció a María hasta tres años más tarde, cuando ella también empezó a formar parte de la entidad yendo a las actividades. Esto las ha convertido en la pareja de amistad más antigua de la fundación.

La compañía de Pepi ayuda a alegrar el día a día en la residencia a María, sitio que ya siente como su casa. En un principio, el acompañamiento era a domicilio, donde pasaban las horas hablando, y hace un tiempo trasladaron estos buenos momentos a su nuevo hogar. “Estos años han sido distraídos, Pepi es muy buena”, dice María mirándola con unos ojos que transmiten amor y cariño. “Tengo tantos recuerdos con ella que no se pueden describir”.

La voluntaria va a visitarla siempre que puede y tanto rato como le es posible, aunque sean solos diez minutos. Este detalle y la buena sintonía que tienen han hecho que después de 17 años sigan  siendo como familia. María, a sus 96 años, tiene algo muy clara: “la amistad es lo más grande que hay”. Por su parte, Pepi, que comparte el sentimiento, tiene claro que esta relación será para siempre.

 

Fotografía de Mireia Soler
 

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