“La infantilización es una forma de edadismo”, S.Pinazo

Vicepresidenta de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) hasta junio de 2019, y actual presidenta de su homóloga valenciana (SVGG), Sacramento Pinazo tiene una larga y reconocida trayectoria en el estudio del envejecimiento. Desde hace años, la doctora en Psicología y profesora de Psicología Social de la Universidad de Valencia lidera una batalla contra la infantilización de la vejez. Así mismo, Pinazo es miembro del grupo de reflexión NAU XXI, el Grupo Europeo COST-AGEISM, la Red Latinoamericana para el Desarrollo de Adultos Mayores y de la American Society of Geriatrics, entre otros. Con más de dos décadas participando en proyectos de investigación I+D+i y un amplio historial de participación en publicaciones y congresos científicos, Sacramento Pinazo analiza los retos del envejecimiento en España.
 

Al hablar de personas mayores, tendemos a asociarlo con quienes tienen 65 años o más. No obstante, la clasificación no responde a la realidad social y va más allá, repercutiendo sobre el diseño de políticas públicas y servicios. ¿Qué opinión mantienes al respeto?

En primer lugar, deberíamos dejar de utilizar el término “persona mayor” en singular y empezar a hablar de procesos de envejecimiento que llevan a vejeces diferentes. Es una etapa de la vida donde prima la heterogeneidad, pero al analizar los servicios municipales, recursos y programas se observa mucha uniformidad, como si todas las personas fueran iguales.  

“En los servicios municipales, recursos y programas se observa mucha uniformidad, como si todas las personas fueran iguales”

En segundo lugar, al hablar de “personas mayores”, se sigue considerando que “nuestros mayores” son aquellos que vivieron la guerra civil, ignorando que los nacidos en los años 50 también han llegado a la jubilación. Esto influencia en el diseño de políticas públicas. Todavía veo en muchos municipios la misma programación en la Semana de las Personas Mayores (a veces aún llamada “Semana de la Tercera Edad”) que hace diez o quince años: baile, merienda y excursión.

Por ejemplo, en los ciclos de cine para personas mayores programan películas de antes. Estoy segura de que a muchas personas mayores les gusta el cine japonés o tienen directores preferidos que a día de hoy no tienen cabida en este imaginario de la vejez.

Se habla de edadismo como una forma de discriminación hacia las personas mayores, pero muchas personas no tienen claro en qué consiste e incluso incurren en discriminación edadista de forma inconsciente. ¿Qué es el edadismo? ¿Cuáles podrían ser algunos ejemplos de ello?

El edadismo es una manera de tratar al otro de modo diferente solo por la edad que tiene. Es un tipo de discriminación asociada a la edad y se relaciona con los estereotipos negativos sobre la vejez.

Y al igual que existen micromachismos (formas sutiles y no tan evidentes de mostrarse el machismo), también convivimos con microedadismos o prejuicios latentes. Algunos ejemplos de ello son cuando implícitamente dejamos entrever que la vejez es la peor edad y que no se deben notar sus muestras, que es una edad de renuncias y que ahora que hemos cumplido años ya no toca hacer determinadas cosas o se vive un tiempo extra en el que uno ya no debe implicarse activamente. “Pero chica, ¡qué bien te conservas!”, “en mi época eso no pasaba” o “a mi edad esas cosas ya no” son ejemplos de ello. 

“El edadismo es una manera de tratar al otro de modo diferente solo por la edad que tiene”

Tenemos una representación social de la vejez (donde vejez es igual a decadencia y/o declive) que nos enseña a sentirnos mal acerca del envejecer, a buscar en nuestros cuerpos signos de la vejez y usar estrategias para ocultarla. Este ocultamiento de la edad refuerza el edadismo, al informar de que hay algo en el cuerpo y en la vida de los mayores que debe ser ocultado, confirmando así que envejecer es algo avergonzante. Envejecer es adentrarse en un proceso progresivo de invisibilización, especialmente evidente para las mujeres mayores.

A menudo se habla de la infantilización como una de las formas en las que el edadismo se manifiesta, siendo algo recurrente cuando se habla a personas mayores, tengan o no situación de dependencia, deterioro cognitivo o sordera: elevar el tono de voz, usar frases simples, cortas y poco complejas, o emplear términos exageradamente cariñosos. Es un trato inadecuado que observo con mucha frecuencia en las residencias de personas mayores, ligado a la sobreprotección y que no ayuda a preservar la dignidad de estas.

Existen muchos estereotipos sobre la población mayor que están muy alejados de la realidad social. ¿Cómo es la población mayor en la actualidad?

No existe un perfil de persona mayor, pues no hay un tipo de vejez única sino muchas vejeces que coexisten. Como sociedad estamos viendo muchas vejeces a la vez: la vejez de las mujeres y la vejez de los hombres; la vejez de las personas nonagenarias y centenarias; la vejez de los que tienen 60 y/o más años. O la vejez que está llegando: la de los baby boomers. Solo para hablar de envejecimiento exitoso, Cosco y colaboradores encontraron más de cien definiciones distintas que contemplaban múltiples variables.

“No hay un tipo de vejez única, sino muchas vejeces”

También la vejez de las personas que no tienen enfermedades y disfrutan de un buen estado de salud, antepuesta a la vejez de las personas que viven en situaciones de dependencia o con enfermedades crónicas de larga duración que les limitan. La vejez de las personas que no llegan a fin de mes, la de aquellos que ayudan a sus hijos y nietos con sus pensiones, o la de quienes viven muy bien económicamente y pueden pagar servicios y recursos privados. La vejez de las personas que viven en instituciones y la vejez de las personas que viven en sus casas, con mayor o menor grado de compañía. Solo por citar algunos.

En algunos de tus artículos y ponencias también nos hablas sobre la generatividad y la participación de las personas mayores. Para muchas personas estos conceptos son desconocidos, ¿los puedes desgranar y explicar un poco?

Erik Erikson habla de la generatividad en su teoría del desarrollo de la identidad. La generatividad es la necesidad de sentirse necesitado. Se relaciona con la participación social porque es a través del cuidado, el voluntariado, la participación cívica o política donde se pueden encontrar espacios para el desarrollo de la generatividad.

Las personas sienten que su contribución es valiosa si los demás la valoran. La sociedad debe apreciar el valor que tienen las personas mayores y reconocer su experiencia de vida, su biografía, sus conocimientos adquiridos y su capacidad de ayudar, para que las personas mayores sientan que de verdad son valiosos y no se sientan apartados. Si no, será difícil que se impliquen y participen.

“La sociedad debe apreciar el valor que tienen las personas mayores y reconocer su experiencia de vida, su biografía, sus conocimientos adquiridos y su capacidad de ayudar”

Es complicado conseguir que alguien piense que es valioso/a cuando las empresas jubilan a personas en el mejor momento de su vida profesional y luego el mercado de trabajo no les incorpora de nuevo. Hay personas a las que despiden con 45-50 años y no vuelven a trabajar. Los medios de comunicación continuamente ensalzan la juventud como el mejor de los momentos de la vida, pero la sociedad apuesta por la innovación y lo inmediato, dejando así de lado la experiencia, el saber, la reflexión, los procesos lentos y madurados. Un contexto en el que los estereotipos negativos asociados a la vejez tienen gran importancia.

Hablemos un poco de soledad. Parece que ha habido un boom y se ha puesto de moda. Pero que las buenas relaciones son fuente de salud y que la soledad mata es conocido desde hace tiempo. ¿Por qué crees que se ha producido este cambio?

Es cierto. Desde siempre la soledad ha sido un tema muy oculto. Las personas que se sienten solas no salen a las calles a manifestarse, no existen grupos de personas mayores que se sientan solas y se unan para luchar contra la soledad no deseada.

Se habla mucho ahora de soledad, pero a menudo sin profundizar en la complejidad del concepto o en artículos de prensa que caen en el sensacionalismo, relacionando la soledad con una epidemia. Los títulos lo dejan claro: La soledad, la epidemia del siglo XXI (La Vanguardia, enero 2019), La epidemia de la soledad ya supera a la obesidad como amenaza para la salud (El Mundo, setiembre 2017) o La soledad es la epidemia de este siglo (Redacción Médica, julio 2019). No tengo claro que esto nos vaya a hacer bien, aún menos a las personas que viven solas.

Dar visibilidad a un problema es el primer paso para poder fijarnos en él, analizarlo, conocerlo e intervenir al respecto. Pero cuidado con lo que decimos pues las personas que viven solas se pueden sentir mal y no reconocer su soledad ni hablar de ella al “estar mal vista”.

Reflexionar sobre las soledades, los factores de riesgo y protección, buscar formas de participación social variadas o fortalecer las estrategias de afrontamiento son algunas de las prácticas que podemos realizar.

¿La soledad afecta más a hombres o mujeres? Algunos estudios apuntan que los hombres están más solos, otros por el contrario dicen que no hay diferencias. No existe un consenso académico. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

Es cierto que las mujeres reúnen más factores de vulnerabilidad a lo largo de la vida. Se han realizado investigaciones solo con mujeres en las que se les pregunta por su sentimiento de soledad, resultando en cifras bastante altas en aquellas mujeres que son viudas, viven solas o son más mayores. Nosotras mismas, en la Universidad de Valencia, hicimos una investigación sobre Mujeres mayores que viven solas, la tesis doctoral de Monica Donio Bellegarde.

“Las mujeres reúnen más factores de vulnerabilidad a lo largo de la vida”

Creo que falta más investigación rigurosa sobre la soledad en diferentes ámbitos (rural o urbano), edades, niveles (educativos, socioeconómicos, de funcionalidad), a la vez que más investigación longitudinal que nos permita aprehender el concepto de soledad.

Otros países nos llevan mucha ventaja, Inglaterra por ejemplo, pero aquí aún sabemos poco de muchos factores que afectan al envejecimiento. No hay macroestudios y falta mucha investigación. Somos un país latino, mediterráneo, familista, con un clima y un modo de ser abierto que facilita las relaciones interpersonales y, aun así, mucha gente que se siente sola. ¿Qué es lo que pasa y qué podemos hacer?

Y, ¿cuáles son las principales conclusiones que destacarías de la investigación Mujeres Mayores que viven solas?

Se trata de una investigación cuantitativa, exploratoria y transversal cuyo objetivo general fue identificar la prevalencia del sentimiento de soledad y los factores que influyen en este, empleando una muestra de mujeres mayores de 60 años que vivían en sus domicilios en Valencia. Los objetivos específicos del estudio incluían analizar las relaciones entre el sentimiento de soledad y todas las demás variables estudiadas.

La muestra estuvo compuesta por 267 mujeres de 70 a 90 años de edad, con una edad media de casi 83 años. En cuanto a la prevalencia de soledad en la muestra estudiada, identificamos que 2/3 de las mujeres se sentían solas. Gran parte de la muestra sufría de soledad moderada y el 9% tenían soledad grave o muy grave. La prevalencia de soledad fue más elevada que la de investigaciones previas. Observamos que, a más soledad, peor salud. La soledad se relaciona con la mala salud percibida, así que cuanto más solas se sentían las mujeres, peor era la evaluación sobre su estado de salud. En relación con la satisfacción global con la vida, vimos que, a más soledad, peor satisfacción con la vida.
 

¿Crees que la intervención para abordar la soledad no deseada debería tener en cuenta la perspectiva de género? ¿Por qué?

La investigación debe tener una perspectiva de género. En todos los temas sociales en los que queramos profundizar hace falta no solo desagregar los datos por sexo, sino también analizarlos desde la perspectiva de género.

Hay más mujeres mayores que viven solas que hombres en la misma situación. También hay más mujeres mayores con dificultades de movilidad y en situaciones económicas precarias. Muchas de ellas han dedicado su vida al hogar, lugar donde han vivido encerradas toda su vida. Es más difícil que con estas circunstancias salgan de esta situación.

La identificación de diferencias de sexo/género conlleva buscar las desigualdades que la originan. Las mujeres y los hombres tienen diferentes necesidades que pueden ser rectificadas para disminuirlas. Por ello, la equidad de género toma en cuenta las diferencias entre los sexos y evita que se transformen en exclusión social. Las desigualdades en el envejecimiento dependen de la acumulación de desventajas a lo largo del curso de la vida: generalmente, las mujeres encuentran más barreras en las oportunidades que han tenido en su vida, con consecuencias significativas para los años posteriores. Las experiencias de envejecimiento de las mujeres a menudo son considerablemente diferentes a las de los hombres.

La interacción entre las desigualdades de género, el estatus socioeconómico y otros factores como la ruralidad, el estado civil o el nivel educativo, hace que las mujeres mayores sean particularmente vulnerables en la vejez, especialmente cuando se vuelven frágiles.

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