Son muchas las voces que apuntan a que, para poder acompañar en procesos de soledad, tenemos primero que poder analizar de qué soledad estamos hablando y qué consecuencias tiene dicha soledad en la vida de la persona. Para ello necesitamos des-estigmatizar la experiencia de la soledad no deseada para que la persona pueda buscar ayuda sin sentirse juzgada.
Es por ello que nos alegra comprobar que cada vez más personas se atreven a hablar sobre la soledad, desde diferentes miradas sobre la misma. Precisamente de miradas, de diferentes perspectivas personales, profesionales y formas de expresión de la soledad es lo que nos ofrece el ensayo “15 miradas a la soledad” publicado en 2021 por Arcopress.
En primer lugar, destacaríamos la importancia que el amor/desamor juega en algunos de los relatos, lo que resalta la importancia de las relaciones sociales a lo largo de nuestra vida. La soledad en estos casos aparece vinculada a como la persona gestiona la perdida de una persona importante en su vida, ya sea por su fallecimiento, por un divorcio o por conflictos interpersonales. Esta idea de las perdidas la encontramos en el relato “Tú, cara. Yo, cruz” (cap. 13) que nos habla de las consecuencias de una ruptura sentimental no solo en la soledad de la expareja sino también el efecto en sus hijos. También Nuria Hernández (cap. 3) nos apunta la dura soledad que sufren las mujeres que viven situaciones de violencia de género en la pareja y la soledad que siguen experimentando cuando, afortunadamente, algunas pueden romper dicho ciclo de violencia, ya que se encuentran con una frágil red de apoyo social y de relaciones sociales. Esta violencia de género necesita también una perspectiva de edad para su comprensión, ya que cada vez son más voces que apuntan al importante número de mujeres mayores que sufren violencia de género.
En segundo lugar, enfatizaríamos la idea que aparece a lo largo del libro sobre la importancia de conocernos y escucharlos: ¿me siento solo/a? ¿por qué me siento así? ¿qué he intentado hacer para no sentirme de esta forma? El psicólogo Howard Gardner, por ejemplo, incluía este tipo de habilidades en lo que denominó inteligencia intrapersonal y es precisamente esta capacidad de podernos escuchar, de introspección hacia nuestros propias emociones y sentimientos. Esta comprensión no siempre es fácil como nos muestra el relato “Testimonio de una oveja negra” (cap.2) en el que se relata el difícil equilibrio de personas que quieren ser fieles a sí mismas, a sus características, pero ello les hace no encajar en la sociedad actual, no ser aceptados. La etiqueta del diferente, de esa oveja negra que no encaja, que no sigue los cánones que la familia o el entorno cultural esperan de ella, nos refleja que la soledad no solo es fruto de las características de la persona sino de como la sociedad en ocasiones trata a la persona diferente o la persona con otras necesidades.
Además, la lectura nos ofrece casos en que la soledad no solo es deseada sino también necesaria para la persona. Tal es el caso de las personas creativas, que necesitan la soledad para crear, la buscan y la necesitan para tener su espacio y poder encontrar nuevas ideas que canalicen su tarea creativa. El capítulo 6 “Creando en soledad” nos muestra algunos casos sobre dicha necesidad de soledad en artistas. La misma búsqueda de nuevas ideas la encontramos en el capítulo 7 pero en este caso en la persona líder, reflejada sobre la figura de la persona que ejerce el liderazgo en las empresas o en grupos de personas a nivel laboral. Aunque apunta los beneficios que dicha soledad tiene para esta figura laboral, también nos hace reflexionar sobre los peligros que una excesiva soledad puede tener en el bienestar emocional de la persona líder (por la poca interacción social) y el perder el vínculo con las personas a las que dirige o gestiona su trabajo. El último ejemplo de soledad deseada que prosigue el libro es la soledad de la persona que corre (cap.8), y como encuentra, a través de esos momentos de ejercicio y de superación personal, un momento de soledad interior que disfruta y que vuelve a buscar en su siguiente salida o reto atlético.
La COVID-19 también hace acto de presencia en dos de los capítulos (9 y 15) en los que las autoras hablan de sus sensaciones y afrontamientos con la soledad ya fuera por el ingreso hospitalario de una, ya sea durante el confinamiento más estricto que sufrimos en marzo de 2020. Probablemente la COVID nos ha destapado viejas soledades que ya estaban presentes antes de la pandemia, pero la sensación que todos, durante la pandemia COVID-19 nos hemos encontrado frente a frente a alguna de las soledades que expresa este ensayo.
Sigamos, por tanto, aprendiendo de la soledad, para comprender, aceptarla si fuera el caso, buscarla si fuera necesaria y tener los recursos para poder mitigarla si nos crea malestar emocional y social. Y tú, ¿cuál es tu mirada sobre tu soledad?
Montserrat Celdrán
Patrona de la Fundación Amigos de los Mayores